Junto a una infografía y
un par de fotografías que asustan, el maestro lee en el diario que
alrededor de 27 millones de niños europeos se encuentran en riesgo
de pobreza, muchos de los cuales se ven obligados a trabajar para
subsistir, fenómeno que devela una imagen reprochable y alarmante
del llamado Viejo Continente.
Los últimos reportes de
la Organización de Naciones Unidas (ONU) -sigue el informe- indican
que los índices de trabajo infantil varían desde el cinco hasta el
29 por ciento de la población menor de 15 años en varios países de
esa región.
La situación ha desatado
fuertes críticas por parte de organismos humanitarios que cuestionan
la eficacia de las acciones de los gobiernos y la capacidad de la
Unión Europea (UE) para cumplir con la promesa de erradicar ese
problema antes de 2016.
"Muchos piensan que
la explotación de los pequeños en Europa quedó en el pasado, pero,
por el contrario, continúa siendo un asunto muy grave que va en
aumento como consecuencia de la crisis actual", concluye un
experto.
Lo cierto es que el
cuadro estadístico no atenúa, para nada, esa sensación en el
estómago que crece desde ayer, cuando uno de sus alumnos le dijo que
no iba a venir más; que no se preocupara, que no era porque las
clases no le gustaran o porque el fuera un mal docente, sino porque
tenía que quedarse laburando con su papá.
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