No
puede ser que “cada año sea un parto el inicio de clases”, no puede ser que “se
tome de rehén a los chicos”.
“Sé
que a mis compañeros docentes y a los que no lo son también el tema del
presentismo les produce urticaria", pero al igual que el de “presencia
pedagógica” (¿?) el concepto es central para establecer un estándar de “calidad
educativa”, y que los chicos tengan clases todo el año.
“El
niño necesita que el mismo docente le enseñe todo el año, no que dos meses
tiene un maestro, otros cinco otro. No es lo mismo el que se pela el que te
dije, que el que va cada muerte de obispo. Creo que no.”
“Uno
se siente rehén, porque la gente no puede mandar a sus chicos a la escuela,
mientras la gente tiene que laburar, tiene que hacer cosas.”
En
resumen una ristra de lugares comunes contra los docentes que se movilizan, un
pronunciamiento contra las huelgas, nada que enviarle a Mauricio Macri al respecto,
incluidas las consideración de “presentismo” y “productividad”
El
único guiño simpático de la presidenta fue para el sector de la burocracia
sindical docente más pegado al gobierno, el de la lista Celeste de Roberto
Baradel del SUTEBA y Stella Maldonado de la CTERA y Hugo Yasky de la Central de
los Trabajadores Argentinos. A ellos les dijo: “Quiero agradecer la actitud que
tuvo el sector docente, el mayoritario, que decidió levantar el paro que habían
decretado el 5 y 6 de marzo". Es decir que los únicos maestros que para el
gobierno merecen ser bendecidos son los rompehuelgas.
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