(Ademys -Asociación Docente de Enseñanza Media y Superior-, Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, jueves 26 de marzo) Desde los primeros días de la
suspensión de clases, maestrxs y profesorxs armamos actividades para enviar por
mail, subir a páginas web o plataformas digitales.
Mientras, la Ministra
de Educación de la Ciudad, Soledad Acuña se llenó la boca hablando de la
importancia de sostener la educación, incluso bajo estas circunstancias, y de
cómo utilizando las computadoras que da el gobierno se podía suplir en cierta medida
el tiempo de clase que se iba a perder debido a la cuarentena.
Si bien entendemos que
en este momento no tenemos otras formas de comunicarnos con nuestrxs alumnxs,
nos parece importante compartir algunas ideas:
–Los enfoques de los
diseños curriculares vigentes se basan en la construcción colectiva del
conocimiento. Las investigaciones pedagógicas han demostrado que se aprende en
interacción con otrxs: con compañerxs y docentes con quienes se confrontan
estrategias, se comparten interpretaciones, se refutan hipótesis, también se
forja un vínculo que genera confianza para hacer y equivocarse. Este no es un
tema menor en una Ciudad en la que se pretende avanzar con la virtualidad más
allá de esta pandemia: tanto los proyectos Secundaria 2030 como UniCABA (para
formación docente) pretenden quitar tiempo presencial para ocuparlo con
materias virtuales. Así, se dejan de lado años de avances y progresos en
materia pedagógica. Un tutorial no reemplaza un docente. Un aula virtual no
reemplaza el intercambio con otrxs para construir conocimiento de manera
conjunta.
-La imposibilidad de la
interacción deja en particular desventaja a muchxs estudiantes que necesitan un
acompañamiento más individualizado y a quienes no cuentan en su casa con un
adultx que pueda ayudarlxs con la tarea. Justamente en un contexto que golpea
emocional y psicológicamente a todas las familias, la soledad para afrontar las
actividades a distancia puede significar una carga sumamente pesada para lxs
niñxs.
–No todxs lxs alumnxs
tienen una computadora en su casa. En el caso de las escuelas primaria, por
ejemplo, lxs chicxs de 1ro a 3er grado tienen tablets que quedan en la escuela
y a lxs alumnxs de 4to aún no les han entregado las netbooks. Es decir que
menos de la mitad de lxs alumnxs de la escuela tienen una netbook entregada por
el Gobierno y, en muchos casos, éstas no están en condiciones.
–Muchxs de nuestrxs
alumnxs no tienen conectividad en sus hogares. De esta manera, el intercambio
con lxs docentes no resulta posible.
–Tampoco todxs lxs
docentes contamos con las condiciones adecuadas en nuestras casas, ya sea por
falta de un equipo en condiciones, de conectividad o por situación familiar en
este momento.
Finalmente, no sería
esta la primera vez que una situación de excepcionalidad instala y legitima
prácticas que luego permanecen más allá de tal circunstancia.
No permitamos que nos
impongan una modalidad que profundiza la desigualdad y que sabemos que puede
complementar el proceso de enseñanza aprendizaje pero de ninguna manera reemplazarlo.
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