Las recientes declaraciones del Ministro de Economía Kicillof planteando que la “desaceleración de la inflación” debería significar aumentos salariales más bajos a los del año pasado, y la negativa del gobierno de homologar acuerdos superiores al 25% han puesto a los trabajadores del país ante una realidad muy concreta: existe en marcha un operativo gubernamental para hacernos pagar la crisis a los trabajadores. Las declaraciones pintan de cuerpo entero el carácter reaccionario de la política que Kicillof impulsa desde el ministerio de Economía y que bien han aplaudido empresarios y oposición patronal. Al gobierno no le importa el poder adquisitivo perdido por los trabajadores en los últimos “acuerdos paritarios”, y mucho menos el derecho a mejorar nuestra situación.
Esta razón puso en crisis las paritarias, que en su gran mayoría se encuentran vencidas, y que en algunos casos, como en bancarios, en aceiteros y transporte, son el contexto de grandes huelgas que ponen de manifiesto la necesidad de un nuevo paro general nacional.
El ajuste afecta también, y hasta podríamos decir particularmente, a los docentes universitarios. Con una paritaria firmada por 16 meses en 2013 por las federaciones burocráticas y oficialistas, estamos llegando a junio sin aumentos salariales desde noviembre 2014(¡donde recibimos el 2%!). La oferta realizada hace 15 días del 22% en cuotas y la amenaza anunciada en la reunión de ayer de no publicar el CCT si no se elimina el artículo que plantea la jerarquización salarial, resulta a todas luces una provocación. Además, la partida presupuestaria para universidades nacionales no da ninguna respuesta a los compañeros ad honorem ni al deterioro edilicio que, por ejemplo, en la UBA se manifiesta en un magro incremento del 12 % en infraestructura.
Con el cambio en el impuesto al salario, Kicillof pretendió justificar el techo contra las paritarias y enarbolar la continuidad de la supuesta estabilidad cambiaria y de precios. El módico descuento anunciado en el impuesto a las “ganancias” no altera sin embargo su carácter confiscatorio. Los cálculos de Kicillof sobre el supuesto beneficio para los trabajadores están hechos sin contemplar los aumentos salariales de 2015. Después de las paritarias, el impuesto será mayor porque los aumentos salariales sufrirán un descuento más elevado al aplicarles las alícuotas correspondientes.
No conforme con retomar argumentos neoliberales, responsabilizando a los salarios por la inflación, Kicillof llegó al colmo de comparar el aporte sindical de carácter voluntario con el impuesto a los salarios.
Sólo la organización sindical y política de los trabajadores permitirá conquistar una realidad favorable a los intereses de los trabajadores. La lucha por enfrentar el ajuste del gobierno va atada directamente a la lucha por expulsar de los sindicatos a la burocracia.
La política de descargar el ajuste sobre los trabajadores debe ser enfrentada. Repudiamos las declaraciones del Ministro de Economía y denunciamos su carácter reaccionario. Señalamos además que este ajuste de características neoliberales cae como anillo al dedo a la negativa de la UBA y del CIN de aplicar el CCT y mantener de este modo la flexibilidad laboral, el trabajo gratuito y los negociados protagonizados por los rectorados y camarillas de todos los colores que dirigen buena parte de las universidades. La crisis de gobierno que ha estallado en la UBA demuestra que autoridades del rectorado y decanos están profundamente implicados en casos de corrupción y malversación de recursos públicos.
Llamamos a los docentes a debatir acerca de esta situación y a redoblar los esfuerzos, en unidad con el resto de los trabajadores, para organizar un paro nacional de 36 horas, por la abolición del impuesto al salario, paritarias sin techo y la prohibición de suspensiones y despidos.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, miércoles 13 de mayo de 2015
Asamblea general de Asociación Gremial Docente de la Universidad de Buenos Aires (AGD UBA)
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