Las licencias por
violencia de género constituyen una herramienta indispensable para todxs lxs
docentes que requieran de días para llevar adelante las denuncias o acciones
necesarias en el derrotero de enfrentar la violencia. Es conocido que muchas
veces se utilizan las licencias psiquiátricas para poder transitar situaciones
de vulnerabilidad, lo que constituye toda una definición del fenómeno.
También acordamos en
que es necesaria la revisión de los días de licencias especiales por maternidad
y gestación (así como por adopción) y para lxs progenitorxs no gestantes
comprendiendo que en este último caso deben aumentarse, para equipararse las
licencias a los fines de la real distribución de las tareas de cuidado y el
ejercicio de las responsabilidades familiares de manera igualitaria. En este
sentido, también acordamos la revisión de los plazos en las licencias por
cuidado de menores como de adultxs mayores. Si bien las licencias son pagas,
relevamos juntamente con otrxs compañerxs, que existen muchas presiones para
que lxs docentes puedan gozar de estas licencias dado que en las Universidades
son reticentes a cubrir los cargos con suplencias remuneradas. Esto se acentúa
por el grado de precarización laboral, y en particular, con el aumento
significativo de cargos con dedicación simple o cargos no regularizados.
Otra cuestión que se
debatió es hacer efectiva la implementación de la inserción laboral trans*.
Dimos cuenta de los logros obtenidos en nuestra organización y lucha, en el
caso, la resolución votada por el Consejo Directivo de la Facultad de Filosofía
y Letras de la UBA, y todavía todos los desafíos que representa aquella, como
es la conquista del salario para quienes lxs docentes trans* que siguen
trabajando “ad honorem”. También se planteó la inquietud por la incorporación
de licencias que contemplen los tratamientos de hormonización y la existencia
de una norma en el convenio que garantice el efectivo acceso a todos los
programas médicos establecidos en la ley de identidad de género por parte de
las obras sociales universitarias.
Si bien en nuestro
convenio está reconocida la licencia por interrupción del embarazo, también
resulta indispensable la revisión de los plazos de licencia.
Otra de las cuestiones
fue la de incluir también normativas donde se garantice efectivamente por parte
de todas las Universidades los jardines maternoparentales y espacios
especializados de cuidados de niñxs.
Dejamos en claro que si
bien muchas de estas cuestiones deben ser incorporadas al CCT, y en ese sentido
saludamos el taller para tratar de conjunto estos temas, también deben ser
abordadas en las discusiones paritarias del sector cuando éstas sean
convocadas. Al mismo tiempo, planteamos la necesidad de revisar el CCT
transversalmente a partir de algunos ejes como el cuidado, la diversidad
sexual, la igualdad de oportunidades (o su falta, expresada en brechas de
género), además de la violencia de género, que fue el centro del segundo
taller.
En el 2do taller, “Por
un Protocolo de CONADU Histórica de abordaje de violencia de género”, fue
convocado para comenzar a pensar y elaborar una propuesta de protocolo para la
Federación que aborde la violencia de género al interior del sindicato.
Llevamos la experiencia
de la construcción en AGD UBA (Asociación
Gremial Docente de la Universidad de Buenos Aires) del “Protocolo para
identificar, prevenir, erradicar y abordar situaciones de violencia”, único
sindicato de CONADU Histórica con este tipo de herramienta.
Aportamos al taller
nuestra experiencia. En 2019, después de venir trabajando el tema en la
Secretaría de Géneros, organizamos un taller abierto, donde leímos y debatimos
sobre leyes, protocolos (gremiales, universitarios, de otras instituciones),
documentos que pudieran aportar para la elaboración del protocolo, cuya
redacción final también fue colectiva. Otro dato importante es que el protocolo
tiene una cláusula de revisión anual, porque entendemos que no es “letra
muerta”, sino una guía de acción que puede ir mejorándose y actualizándose.
Agregamos que tanto la
preparación del protocolo como su aprobación en marzo 2021 puso en marcha o
reforzó otras actividades, como las consejerías, los talleres de capacitación
orientados a docentes de la universidad y de las escuelas preuniversitarias que
apuntaron a identificar y prevenir situaciones de violencia, numerosas charlas,
paneles y artículos escritos que desarrollaron una campaña de carácter
pedagógico.
Todo este proceso está
fuertemente enraizado con el hecho de ser una parte activa en el movimiento de
mujeres y diversidades sexuales: hemos organizado grandes contingentes de los
Encuentros Plurinacionales de Mujeres, lesbianas, trans, travestis y no
binaries a lo largo de años y hemos convocado a numerosas movilizaciones y
actividades del colectivo LGTBQ+, contra la violencia hacia las mujeres, paros
internacionales de mujeres, marchas por la aparición con vida de Tehuel, etcétera.
Por eso señalamos que
los abordajes de las situaciones de violencia no pueden quedarse en una
perspectiva punitivista o sancionatoria, sino que deben centrarse en
identificar, prevenir y erradicar la violencia, y que los protocolos son una
herramienta de un conjunto de acciones y de una orientación política. De hecho,
AGD abordó situaciones de denuncias de violencia antes de la existencia del
protocolo, apelando a las herramientas que da el Estatuto del sindicato,
mientras que todxs conocemos casos en que instituciones que cuentan con un
protocolo (ya sean universidades o sindicatos) no han intervenido frente a
situaciones de denuncia y poco o nada hacen para identificar y prevenir
situaciones de violencia.
En el taller la
experiencia de nuestro sindicato fue muy bien valorada, y quedamos entre las
presentes en empezar a trabajar en tres lineamientos (que incluye el estudio de
aspectos legales estatutarios) para construir un protocolo para la CONADU
Histórica.
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