Los
más experimentados citan unos cuantos casos similares no demasiado alejados en
el tiempo; los más jóvenes tienen una memoria más corta. Recuerdan lo ocurrido
el pasado 8 de septiembre en el Instituto “Olga Cosettini” de la ciudad de
Rosario, cuando se desarrollaba una serie de clases públicas para denunciar la situación
represiva en general y el caso Maldonado en particular.
Lo
cierto es que hoy mismo, en el marco del paro docente y estudiantil al que
adhirió la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, en
conjunto con la Facultad de Psicología, para reclamar por la aparición con vida
de Santiago Maldonado, los tipos con escaso pudor o escrúpulo volvieron a meter
el hocico sin abandonar siquiera sus uniformes.
Ocurrió
que una camioneta de la Gendarmería Nacional irrumpió en el predio
universitario mientras se desarrollaba un acto en la Plaza de la Memoria,
corazón de la Siberia, como se conoce a la Ciudad Universitaria de Rosario. Para
completar un procedimiento irregular, poco después ingresaron dos uniformados y
un civil en el edificio de Psicología a “recabar información”.
Ni
los profesores ni los alumnos presentes podían creer tamaña desfatachez, aunque
la moraleja para todos es muy clara. El encubrimiento de parte de las altas
esferas del Ministerio de Seguridad y del Poder Ejecutivo sobre el accionar
represivo de Gendarmería sirve de aval a este tipo de procedimientos que violan
las más elementales garantías democráticas. ¿Qué mella les puede hacer,
entonces, cualquier apelación a la autonomía universitaria?
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