El profesor de
Educación Física por una vez cedió y les dejó preparar una clase con tema
libre. Se mostró malhumorado cuando dieron cuenta del tópico a tratar -el
próximo Mundial de Fútbol- pero se calmó ni bien advirtió que el grupo de estudiantes
se había tomado el asunto en serio. “Y para colmo los encargados de las fuerzas
del orden del país latinoamericano confesaron públicamente que no están
acostumbrados y por lo tanto no saben muy bien cómo reaccionar y actuar frente
a las manifestaciones constantes y los miles que cortan rutas y ocupan calles…”,
dice uno ya cerca de las conclusiones.
Y agrega de inmediato: “Por eso, el mandamás
de la Federación Internacional del Fútbol Asociado, el señor Joseph Blatter
(quien alguna vez, sonrisa de por medio, sentenció en una entrevista
periodística que la FIFA es más importante que las Naciones Unidas), afirmó
-ahora con el ceño fruncido- que a lo mejor se habían equivocado, y Brasil no
está preparado para ser el anfitrión organizador de la Copa Mundial de Fútbol
2014. Al parecer van a esperar a ver qué pasa en estos días y, sobre todo, cómo
se las arreglan las autoridades frente a los otros miles que se sumarán dando
vueltas en torno a la visita del Papa Francisco Primero. Según los trascendidos
periodísticos, ya hay otra sede en la mira, lista en el banco de los suplentes
ansiosos: la segura y bien dispuesta Inglaterra”.
“Así que no vayan a decir
después que no les avisaron”, dice el más alto mientras despega un par de
láminas que al inicio del bloque desparramaron sobre el pizarrón; y cierra con
un irónico estribillo: “¡Guarda, hermanos brasileños! Si se portan mal / les
van a sacar el Mundial”.
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