No
queda ninguna duda que la reforma de la secundaria planteada por el Ministerio
de Educación de la Ciudad de Buenos Aires en cumplimiento de la Ley Nacional de
Educación del kirchnerismo y de los lineamientos del Consejo Federal de
Ministros de Educación busca aplicar un ajuste presupuestario con menos horas
cátedra y abrir el negocio a los terciarios privados por la vía de eliminar la
calificación de los títulos. Sin embargo, ambos gobiernos enmascaran su
intención con un dato de la realidad, solo el 30% de la juventud argentina
finaliza el secundario. Este dato demuestra el fracaso del Estado Nacional en
la materia, ya que se comprometió desde 2006 en garantizar las condiciones para
la obligatoriedad de la educación media. Tenemos los mismos niveles de matriculación/deserción
que antes del 2006 o peores.
El razonamiento de fondo en la LEN y la NES radica
en que desertan del colegio porque el colegio es aburrido y muy pesado. De esta
forma, eliminando horas, materias y contenidos lo aligeramos para que estos
“vagos” y “brutos” se queden y terminen. No sólo se trata de un disparate de
parte de quienes no conocen en absoluto a los adolescentes (y que además los
odian) sino que además es absolutamente falso. La reforma de Duhalde en
provincia (casi idéntica a la de Macri) fue un fracaso rotundo y hace dos años
dieron marcha atrás. En la Ciudad de Buenos Aires funcionan desde 2004 ocho
escuelas secundarias “reformadas” con 4 años de cursada, 5 materias por año, un
30% menos de contenidos, con clases de apoyo, tutorías, cursada por materia y
con requisito de aprobación de 4 en exámenes regulares de diciembre-marzo. Sin
embargo, después de 9 años de proyecto el promedio de egresados/as no llega a
20 estudiantes al año.
Leer completo el
escrito del
docente Leonardo Grande aquí.
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