Después de dos meses,
allí, en el corazón mismo de la ciudad de Nueva York, en una improvisada
asamblea decidieron levantar ocupación estudiantil de la oficina del rector de
Cooper Union. La protesta es clara, apoyada por todos, incluso por aquellos a
quienes la educación superior los tiene sin cuidado. Pero las tradiciones son
las tradiciones, a la gente le gusta mantenerlas, como la celebración de los
cumpleaños o la Navidad… Y desde su fundación la Universidad Cooper Union había
mantenido el carácter gratuito del cursado, hasta que ayer nomás las
autoridades decidieron que, de cara al presupuesto con el que deben manejarse,
la institución debía empezar a cobrar matrícula.
Denuncias, protestas,
encendidos artículos en diversos medios de prensa, y finalmente la toma. Los
delegados de los alumnos ocupantes ni bien salieron de la última reunión
aseguraron que habían llegado a un acuerdo con la administración para formar un
grupo de trabajo que busque alternativas al cobro de matrícula y garantice un nuevo
espacio en común para trabajar en la campaña. Algunos aplaudieron la victoria,
otros no están tan seguros y más bien sospechan de que se trata de una
postergación hasta nuevo aviso.
Un siglo se conservó la
gratuidad estricta en esta universidad, piensa uno de los estudiantes sin
atreverse a decirlo, nosotros bien podríamos haber aguantado unos días más.
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