La discusión fue hace
apenas dos días, y se disparó a partir de la forma despectiva con que uno de
los estudiantes se refirió al tema. Estaban comentando un artículo acerca de la
Revolución Francesa, un tema llevó al otro, y finalmente el alumno fue tan
hiriente que ella no lo pudo soportar. Y así, aunque sabe bien que el colegio católico
en cuyas aulas trabaja hace tantos años, desde su misma fundación, siempre se
caracterizó por su amplitud, se desmadró, gritó, se tocó el crucifijo sobre el
pecho, gritó lo que no debería haber gritado.
Esta mañana de domingo
lee en el diario, que siempre comienza a transitar por las noticias religiosas
cuando las hay, que ayer Jorge Bergoglio, en su homilía cotidiana de la misa en
la Casa de Santa Marta en el Vaticano, donde se aloja, ese mismo, el Papa, recordó
que “no sólo los creyentes se salvan”. El pontífice argentino enfatizó
continuamente que “hacer el bien es un principio que une a toda la humanidad”,
y en ese marco se ubica su alusión a los ateos y su llamado a erradicar la
intolerancia, agrega el comentarista.
“El Papa defiende a los
ateos” despliega como leyenda el titular en letras catástrofes, y la monja que
lo observa con angustia y llena de culpa, ruega en voz baja y con la garganta
seca que sus estudiantes no lo hayan leído. Sobre todo Gutiérrez, Juan José,
ese que se enorgullece de pertenecer a una familia socialista.
y era hora que aflojen...
ResponderEliminarpero todavía tienen que admitir que los ateos existen (y cada vez más,,) en cambio el "cielo" no..