(Por Javier Rodríguez, para
Prensa Latina. Asunción, 17 de mayo
de 2013)- Hacer apenas un breve análisis de la situación actual de la educación
en Paraguay puede dar deseos de llorar a las personas más alegres y optimistas.
Quien no esté bien
informado de las características del sistema educativo vigente, tal vez podría
asombrarse de la multiplicación de protestas que, periódicamente, ganan las
calles de ciudades y capitales de los distintos departamentos paraguayos, las
cuales no encierran solamente reclamos salariales.
Uno tras otro, informes
y evaluaciones de entidades locales y también internacionales, llaman la
atención por el deterioro de un sistema que no sólo atenta contra el acceso a
la educación de los sectores más vulnerables, sino también a la calidad
reclamada para planes educativos y hasta para quienes deben aplicarlos.
Un decreto presidencial
que declaró durante el gobierno del destituido presidente Fernando Lugo la
gratuidad de la enseñanza y planteó la necesidad de una formación con calidad
de los alumnos, ni siquiera se acerca, en su cumplimiento, a lo expresado en tal
texto oficial
Los estudios señalados
ejemplifican los problemas que más golpean a los buenos propósitos incluidos en
el mencionado documento, que van desde la insuficiencia y mal estado de los
locales educativos hasta el alarmante incremento de la deserción escolar,
pasando por problemas de capacidad profesional de muchos educadores y el
incumplimiento de los adecuados presupuestos para lograr el objetivo enunciado.
Paraguay es considerado
hoy, a nivel internacional, como ocupante de uno de los últimos lugares en lo
referente a ostentar un buen sistema de educación integral a los distintos
niveles, algo provocado por razones económicas y hasta políticas, todas las
cuales abonan al fallido resultado.
Veamos algunas de las
investigaciones culminadas y publicadas, tanto por entidades oficiales del país
como por instancias internacionales especializadas en la materia.
Basándose en las
estadísticas del propio ministerio de Educación y Cultura paraguayo, el
Instituto de Desarrollo califica de relegada, un término considerado amable, la
situación del aprendizaje y la enseñanza en Paraguay al analizar datos sobre
toda Latinoamérica.
En una prueba
realizada, cuatro de cada 10 estudiantes participantes tuvieron dificultades
para comprender los elementos más generales del texto y demostraron un
desconocimiento básico de la gramática.
Los problemas de
infraestructura son tan grandes que, además de las dificultades de locales en
mal estado o inexistentes en las ciudades, los niños y adolescentes en el campo
se ven obligados a improvisar aulas bajo los árboles y con débiles techos para
protegerse de la lluvia y el sol.
Los problemas
presupuestarios, el mal uso de los recursos o simplemente su inexistencia,
hacen que, en este momento, más de tres mil maestros lleven hasta un año
trabajando sin cobrar sus salarios, algo que atenta contra su eficiencia
lógicamente.
Sólo tres de cada 10
estudiantes que comenzaron el primer grado en 1999 terminaron el ciclo escolar
en el 2010 y el promedio de estudio de la población paraguaya de 15 años o más
es inferior a los nueve años de estudio obligatorio y gratuitos, de acuerdo a
la ley promulgada.
En una prueba regional
hecha en el 2006, Paraguay fue uno de los cinco países que obtuvieron puntajes
por debajo del promedio en todas las materias evaluadas.
El especialista Roberto
Elías pone el dedo en la llaga al enumerar razones importantes, más bien
decisivas, para tan desastrosos resultados.
La pobreza que alcanza
al 49 por ciento de los casi siete millones de habitantes del país, la
desnutrición registrada en el 25 por ciento de los niños paraguayos, la
permanencia aún del analfabetismo que estadísticas sitúan en más de 300 mil
personas, las condiciones de la infraestructura escolar ya mencionadas y la
capacidad de los profesores son causas fundamentales.
Pero hay más datos:
En el 2010, unos 40 mil
niños de cinco años de edad y aproximadamente 18 mil de 6 a 11 años, no
accedieron a la educación formal.
Unos 40 mil
adolescentes de 12 a 14 años y 130 mil de 15 a 17 años tampoco lo hicieron.
Menos del 10 por ciento
de cada 100 estudiantes de tercer y sexto grado en Paraguay lograron altos
rendimientos en matemática o lectura, mientras que para ciencias (aplicada solo
para sexto grado), los resultados fueron aún más bajos, pues dos de cada 100
alumnos tuvieron altos rendimientos.
Mucho más se puede
decir todavía, hablar de profesores mal pagados, de merienda y almuerzo escolar
que no llegan y de 400 mil niños trabajando para subsistir o ayudar a sus
familias abandonando las clases, constituyen otro botón de muestra de este
difícil panorama.
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