La
docencia reclama unidad para la lucha
Hace más de 15 años
vivimos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires las consecuencias de una política
educativa que busca la mercantilización y privatización de la educación con
recetas emanadas de organismos multinacionales, de empresas privadas, ONGs que
van teniendo cada vez más injerencia en las Escuelas públicas en todo el país.
La situación actual da
cuenta de la enorme degradación que ha sufrido a educación pública en todos
estos años: disminución de presupuesto de infraestructura, aumento de subsidios
a las privadas, salarios de miseria, reformas educativas que empobrecen
contenidos y precarizan el trabajo, cierre de programas e implementación de
otros que no responden a las necesidades de las escuelas y comunidades
educativas. Falta de vacantes, raciones miserables de comida en los comedores,
ratas en las aulas, techos que se caen y persecución política a quienes
denunciamos estos hechos…
A esto debemos sumar la
eliminación de las Juntas de Clasificación Docente y su reemplazo por la Coreap
(Comisión
del Registro y Evaluación de Antecedentes Profesionales), organismo desde donde
se manipulan los listados, puntajes y concursos con una política empresarial
que busca establecer un sistema meritocrático y de designaciones a dedo que en
nada se acercan a la transparencia y democracia en el acceso a los cargos que
la docencia necesita y reclama.
En términos salariales,
nunca hemos tenido salarios que alcancen realmente la canasta familiar. Muchas
familias docentes viven casi bajo la línea de pobreza y haciendo malabares para
llegar a fin de mes. Esto se agudizó, por supuesto, durante el año pasado
cuando la inflación alcanzó un 53%, en un contexto de profundización de la
crisis por los vencimientos de pagos de la deuda externa que -como sostenemos
desde Ademys (Asociación de los Docentes
de Enseñanza Media y Superior de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires)-, no debemos pagar.
Ya es hora de construir
la unidad
Ante este panorama, es
indudable que necesitamos pelear de conjunto frente a esta ofensiva contra la
educación pública y contra las y los trabajadores de la educación. Año a año
vemos cómo nuestros intentos de resistencia se desgranan en acciones aisladas,
menores o que no se sostienen en el tiempo.
Como reclama la
docencia, necesitamos la organización del conjunto de la docencia, desde las
escuelas y las calles, en defensa de nuestros derechos como trabajadores y
trabajadoras de la educación y frente a la vulneración de derechos de los
niños, niñas y adolescentes para poder efectivamente hacer frente a estas
políticas.
Desde Ademys hemos sido
consecuentes: rechazamos y enfrentamos desde un primer momento las políticas
del macrismo y para demostrarlo impulsamos diversas instancias de organización
y discusión de la docencia en las escuelas y el sindicato y convocamos a
movilizaciones y a paros, entre otras medidas de lucha.
La unidad que
necesitamos es la unidad para la lucha, una unidad en defensa de la educación
pública, por nuestro salario y condiciones de trabajo y no la unidad para
conformarnos con las migajas que ofrece el ministerio. Una unidad que exprese
efectivamente a la docencia y supere la fragmentación de sus representaciones.
En este escenario,
convocamos de manera pública al conjunto de la docencia y al conjunto de los
sindicatos a discutir el no inicio de clases si nuestras demandas no son
escuchadas.
Proponemos realizar una
asamblea única de toda la docencia de la Ciudad, convocada por todos los
sindicatos y donde puedan participar todos los docentes de la Ciudad, afiliados
o no afiliados. Organicemos en nuestras escuelas y distritos asambleas para
construir un plan de lucha entre todos y todas.
Exigimos:
40 mil pesos de salario
inicial para el cargo testigo (MG JS) y 40% de aumento en toda la escala para
aproximarnos al costo de la canasta familiar. Todas las sumas al básico.
Aumento de las
asignaciones familiares que las equiparen como mínimo los montos del ANSES.
Cláusula gatillo que
actualice los salarios según la evolución de la inflación.
Eliminación del
impuesto al salario.
Derogación de las
políticas educativas y reformas que precarizan la educación, que además
permiten la injerencia de ONGs y empresas privadas, etcétera. No a la Unicaba.
Construcción de
Escuelas y Vacantes para todxs en las Escuelas Públicas.
Restitución de las
Juntas de Clasificación Docente.
Titularización de todxs
lxs docentes interinos con concursos vencidos: de media, socioeducativa, terciarios
y regularización de los concursos en esos niveles.
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