(Por Manuel Restrepo
Domínguez, Rebelión, Barcelona,
miércoles 12 de diciembre de 2018)- Fue el estudiantado, los estudiantes, que
hicieron el justo homenaje a 100 años de Córdoba y 50 de París, cuyos significativos
alcances fueron honrados en defensa del pensamiento, las libertades y la idea
de universidad moderna. De la democracia y autonomía reclamada en Córdoba, se
encargaron las organizaciones (unees, crees, fenares, otros) y de la
imaginación y libertades se encargaron todos los movilizados y acompañantes del
movimiento todavía en marcha (profesores, trabajadores, indígenas, campesinos y
plataformas sociales) que completaron este propósito emancipador, también
reclamante de un estado desvinculado de prácticas mafiosas y de terror,
democrático, laico, plural, que abandone el espíritu de guerra y piense en la
paz, la soberanía y la defensa de la vida con dignidad como razones de su
existencia.
Ganaron los
estudiantes, todos, pero también la sociedad y en especial los sectores
populares, que podrán seguir enviando a sus jóvenes a las universidades
publicas, en busca de una educación que les permita salir del sometimiento y la
ignorancia que reproduce el orden criminal del mundo organizado para
satisfacción de exitosos y desalmados empresarios que hacen creer que cuando
explotan están liberando. A pesar del acoso y estigmatización del gobierno
central y de sus múltiples reproductores locales, esos estudiantes, leyeron los
antecedentes de la MANE y definieron su propia ruta con la consigna básica de
“parar para avanzar” y avanzaron. La MANE detuvo la reforma a la ley 30, que
pretendía instalar en la medula del sistema la educación con ánimo de lucro y
la distribución de presupuestos por demanda para transferir recursos públicos a
centros de interés privado, como lo ha experimentado con ser ser pilo paga. Si
para la MANE la estrategia fue atacar el eje de distribución de la política, la
de la movilización de hoy ha sido atacar el eje de la distribución de la economía,
que tiene en riesgo de extinción por desfinanciación a la universidad pública,
mientras el estado entrega a la guerra y por pago de intereses a los
prestamistas (de una irresponsable deuda externa contraída para satisfacer a
los dueños de la guerra) más del 50% del gasto e inversión social.
Las cifras dejan entre
5 y 6 billones de pesos adicionales al presupuesto para los próximos 4 años,
que servirán para paliar las dolencias inmediatas y aunque puedan prolongar su
agonía, la universidad queda viva y fortalecida. Los estudiantes lograron lo
que en dos décadas de lobby y padrinazgos políticos no alcanzaron los rectores.
Lo logrado da tiempo para rediseñar su rumbo, desclientelizarlas y asumir el
control académico con autonomía y democracia, por fuera de los intereses del
partido de gobierno, que tiene en su agenda ideológica convertirlas en centros
de dominio y orientación del rumbo del país hacia la ultraderecha política y la
economía de mercado salvaje. Los estudiantes han devuelto la posibilidad de pensar
el tipo de profesor, estudiante y funcionario que exige la universidad que
ellos promueven, en perspectiva de reconducir su sentido de formación ciudadana
y profesional y su carácter científico y cultural y comprometida con la
transformación social de la realidad, cuya desigualdad deja a tres de cada cinco
habitantes en condición de víctimas, empobrecidos, marginados y excluidos que
esperan tener a los universitarios de su lado para cambiar de raíz la política,
la justicia, las maneras de convivir y gobernar y aprender de ellos su lucha y
sentido de dignidad.
Las ganancias en
incremento del presupuesto público para financiar los mínimos vitales que
requieren para no morir, son contundentes, pero también quedan lecciones de
organización autentica, propia. Hubo construcción colectiva de los jóvenes en
rebeldía, que sentaron las bases de una refrescante y esperanzadora protesta
civil, pacífica y responsable. Un mérito esencial es reconocer que es la
primera gran movilización que resistió durante 60 días el poder desbordante y
manipulador del estado y su aparato de comunicaciones y represión, en medio de
un complejo periodo de tránsito entre el fin de una guerra con la insurgencia
de las FARC y la paz en proceso. La sociedad, estuvo tranquila, no sucumbió ante
los rumores, falsedades y engaños de los detractores de la movilización (que
son los mismos negacionistas de la paz y los derechos). La organización que
queda de esta movilización permitirá regresar a los campus a empezar la tarea
de democratización que active las discusiones por democracia directa y
participativa en la designación de autoridades académicas, las formas de
representación de estamentos en los distintos cuerpos colegiados, las reformas
académicas que recuperen la formación humanística y se amplíen los análisis de
la ciencia y el arte y se fortalezcan los compromisos con las demandas reales
de la gente, que impacten sus vidas y bienestar y releguen la deificación de
las cifras y rankings que la llevan a perderse girando alrededor del ombligo de
los iluminados y de las exigencias de la nueva clase cuestionada de los
sobredimensionados pares.
Ganaron los
estudiantes, demostraron que la fuerza aunque mate o mutile no convence, y que
la razón y la imaginación, tienen en cambio la suficiente potencia para cambiar
la manera de actuar de un país dispuesto a no seguir revolcándose en el odio y
las pasiones empujadas por gobernantes y mafiosos enquistados en el poder que
apenas logran ofrecer cizaña, venganza y destrucción de lo público y de la vida
misma. A muchos estudiantes seguramente les cambio la vida, ya no volverán a
ser los mismos, aprendieron a luchar y están luchando, juntos instalaron otra
manera de ser estudiante y de serlo en una universidad pública, lo que convoca
de inmediato a repensar la agenda de cambio del ser profesor, directivo,
funcionario y en general del ser universitario. Devolver las lógicas a su
lugar, es parte esencial de la lucha contra el poder tradicional, patriarcal y
señorial y define el paso siguiente en esta movilización, que ha terminado su
primera etapa con grandes e invaluables logros y esperanzas, para que la
próxima vez nadie se quede inmóvil al borde del camino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario