(Comunicar Igualdad, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, miércoles 26
de agosto de 2015)- En noviembre del
2014, dábamos a conocer la situación de una docente de la Carrera de
Puericultura y Crianza –que dictan en forma conjunta la Universidad Nacional de
San Martín (UNSAM) y la Fundación Lactancia y Maternidad (FUNDALAM)– que fue
desvinculada de su cargo por las autoridades de FUNDALAM bajo la acusación de
“atea, feminista y abortista”. A 8 meses de esa situación, y con dos
intimaciones judiciales para que la docente sea restituida en el cargo, FUNDALAM
apeló y se niega a que el 10 de agosto Julieta Arosteguy ocupara su puesto al
frente de la cátedra de Bioética de esa carrera. La UNSAM, por su parte,
reclamó que la docente sea restituída; pero habrá que ver qué decisión toma esa
universidad pública frente a la avanzada de esta fundación privada dispuesta a
imponer sus creencias en espacios públicos de formación. La damnificada relata
la historia.
En agosto del año pasado, la
dirección de la Carrera de Puericultura y Crianza de la Universidad Nacional de
San Martín (UNSAM) decidió desvincularme de mi cargo docente por proponer, en
la única clase que pude dictar ese cuatrimestre, abrir el debate sobre temas
como el aborto legal, equidad de género y laicismo. Directivos de FUNDALAM, la
ONG que se encuentra a cargo de la carrera, me reprocharon mi condición de
“atea, feminista y abortista” (sic) y me separaron del cargo de profesora
titular de la materia de Bioética, que había ejercido desde el 2010.
Así, sin razones que lo
justificaran y de manera completamente irregular, FUNDALAM creó una cátedra
paralela con el sólo fin de encubrir mi despido, pero cuyos efectos nadie se
preocupó por ocultar: por medio de esa cátedra, la organización vació mi curso
y evitó que se debatieran en clase los temas que tanto incomodan a sus
autoridades: equidad de género, derechos sexuales y reproductivos, aborto
legal.
A casi un año del despido
encubierto, los resultados de mis reclamos están a la vista: en diciembre del
año pasado, se dictó en sede judicial una medida cautelar ordenando mi
restitución en el cargo. Con esta medida, el juzgado laboral que interviene en
la causa decidió “disponer que la accionada mantenga el curso, comisión y/o
cátedra de la accionante en su oferta académica, en iguales términos y
condiciones que los existentes antes del inicio del conflicto”.
También la UNSAM decidió, en
abril de este año, dar marcha atrás con la creación de la cátedra paralela. En
respuesta a mis reclamos, se decidió “hacer lugar al recurso de reconsideración
interpuesto por la docente doctora Julieta Arosteguy, contra la Disposición
10/14 que ordenó la apertura de una segunda cátedra de la materia de Bioética
en la carrera Tecnicatura en Puericultura y Crianza” y “revocar la Disposición
ICRM Nro 10/14”.
Para evitar cumplir con lo
que se le ordenaba, FUNDALAM apeló las medidas judiciales, me denunció
penalmente y recusó a la jueza que ordenó la restitución en mi cargo por
“parcialidad”. A pesar de sus esfuerzos, dos días antes del inicio de la feria
judicial, un nuevo juzgado intimó a FUNDALAM para que, en el plazo de tres
días, acate la orden que se le ha impuesto y me restituya en el cargo del que
me desplazó por razones de discriminación ideológica.
FUNDALAM, sin embargo, no ha
acatado las órdenes de los dos juzgados que intervinieron en la causa, ni ha
obedecido lo dispuesto por la UNSAM. No sólo no ha efectuado mi designación
como docente de Bioética, sino que ha ofrecido para comenzar en agosto el curso
a cargo de la docente que, arbitraria e ilegítimamente, nombró el año pasado en
mi lugar.
Para justificar su obstinada
negativa a restituirme en el cargo, FUNDALAM pretende ponerse en el lugar de
víctima y colocarme a mí en el de victimaria. Me ha denunciado infructuosamente
ante el INADI y ante la justicia penal, sin lograr que las estudiantes
ratifiquen sus reclamos. FUNDALAM insiste en preguntar por qué motivo deseo
volver a dictar clases en la carrera, como si no haber acatado el despido
discriminatorio al que fui sometida fuera prueba de mi falta de tolerancia, de
mi inconfesado deseo de imponer mis creencias personales sobre las estudiantes.
La pregunta que debemos
hacernos, sin embargo, es exactamente la contraria: ¿Por qué FUNDALAM
desobedece lo dispuesto por el juzgado y por la misma UNSAM? ¿Por qué se empeña
en silenciar los debates sobre maternidad, autonomía, derechos sexuales y
equidad de género en una carrera dictada en el marco de una universidad
nacional? ¿Por qué se ha enquistado en una universidad pública para imponer
desde el aula su visión sesgada, moralizante y contraria a la normativa vigente
respecto de los derechos sexuales y reproductivos, la equidad de género, el
matrimonio y la adopción igualitaria, la maternidad?
La respuesta es clara:
FUNDALAM es un órgano de los sectores más conservadores de la sociedad
argentina que, apropiándose ilegítimamente de espacios e instituciones
públicas, busca obstruir los avances que las mujeres y otros colectivos
sociales hemos logrado en las últimas décadas de construcción democrática.
Pero cualesquiera sean los
motivos que han llevado a FUNDALAM a imponer su postura sobre la Carrera de
Puericultura y Crianza, una cosa ha quedado clara: tales motivos no son
aceptables en una universidad que, como la Universidad Nacional de San Martín,
se pretende laica, democrática y plural. El 10 de agosto debería volver a
dictar clases de Bioética en FUNDALAM. Todo indica que la institución seguirá
incumpliendo la orden judicial que así lo manda.
Queda por ver qué hará la
UNSAM ante esta institución conveniada, que ha demostrado repetidamente su
intolerancia hacia los valores de la educación pública y las instituciones
republicanas, imponiendo a toda costa su decisión de silenciar el derecho de
las mujeres a una atención integral y respetuosa de su salud.
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