(Prensa Obrera. Número 1374, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, jueves
30 de julio de 2015)- Finalizado el receso invernal, una masiva asamblea de 300
docentes convocada por Adiunt, decidió iniciar una huelga general en respuesta
a la decisión de las autoridades de la UNT (Universidad Nacional de Tucumán) de
dejar de pagar el adicional salarial de 1.000 pesos que la docencia tucumana
conquistó en 2014 con una histórica huelga de 89 días.
La huelga se hizo
sentir en la primera semana con índices de acatamiento superiores al 80%.
Sectores docentes que hasta ahora no se habían sumado a los paros se han
incorporado a la lucha. La contundencia de la medida hizo que las autoridades
apretaran el acelerador. Mandaron un ejército de auditores a las dependencias
universitarias a controlar la asistencia. Chocaron no sólo con la firme
decisión docente de no firmar planillas, sino también con la negativa de
algunos decanos de no avanzar en ese camino.
Con este escenario, el
jueves 23 se realizó una importante concentración en el Rectorado y luego una
marcha que puso en evidencia, no sólo la combatividad docente, sino también el
apoyo de algunos sectores estudiantiles.
Al igual que el año
pasado, la rectora Bardón recurrió a la intervención del gobierno de
Alperovich, que por medio de la Secretaría de Trabajo dictó una conciliación
obligatoria que fue rechazada por la directiva de Adiunt, porque obligaba a la
docencia a levantar las medidas, pero no obligaba a las autoridades a seguir
abonando el adicional de 1.000 pesos.
El lunes 27, una nueva
asamblea masiva llamó a profundizar el plan de lucha. Se votó movilizar el
martes al Rectorado a la reunión del Consejo Superior, marcha con clases
públicas en las escuelas pre-universitarias el jueves y convocar a una gran
marcha de antorchas para la semana siguiente.
En el desarrollo de la
asamblea se evidenció una mayor madurez política de la docencia que viene
recorriendo varias experiencias en un corto período: desde la huelga histórica
de 89 días del año pasado hasta la recuperación de la Adiunt, la lucha frente a
la Asamblea Universitaria y ahora el reinicio de la huelga en defensa de lo
conquistado. Numerosos oradores cuestionaron al gobierno universitario; se
exigió la apertura de los libros y una audiencia pública con las autoridades en
clara conciencia que la quita de una conquista como el adicional constituye un
anticipo del ajuste que se disponen a aplicar después de octubre.
La firmeza en la lucha
está provocando diversos realineamientos. Mientras la rectora mantiene una
postura dura y provocativa, una serie de decanos reclama una postura
dialoguista.
Estamos frente a un
conflicto crucial, que plantea quebrar el intento de rebajar los salarios
docentes. Es clave, entonces, rodearlo de solidaridad activa. En el colegio
universitario de Bellas Artes, una asamblea de más cien chicos se pronunció en
apoyo a la docencia.
En la última asamblea
de Adiunt se votó exigir a la mesa ejecutiva de Conadu Histórica que el
plenario de secretarios generales convocado para el viernes 31 sesione en
Tucumán y llevar como mandato a dicho plenario la convocatoria a un paro
nacional de 48 horas de toda la federación para la semana que viene, en
solidaridad con Tucumán, Jujuy y por la reapertura de la paritaria.
Por otro lado, esta
lucha ha comenzado a ser un revulsivo político. Del lado del oficialismo, la
atacan planteando que en su conducción hay destacados dirigentes del Partido
Obrero.
Del lado de la
"oposición" agrupada en el Acuerdo del Bicentenario, que encabeza
Cano, y que tiene fuerte influencia en algunas facultades y dirige la
Federación Universitaria, han decidido ignorar por el momento el conflicto.
Los próximos días van a
ser decisivos en definir las perspectivas de la lucha.
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