A
comienzos del año pasado las obras estaban a medio arrancar y, pese
a la catarata de promesas oficiales, cuando llegó la Navidad seguían
en el mismo punto, más allá de algunos tablones amontonados en el
patiecito de atrás. Los compromisos saltaron a las vacaciones de
este 2015, pero ya se acerca el fin de febrero y el comienzo de las
clases y el panorama apenas se ha modificado.
En la primera
reunión de consultas el profesor hace referencia a la situación y
especula de cara a sus estudiantes que la demora seguramente se deba
a que son varios los colegios de la zona que enfrentan problemas de
diferente tipo, desde techos hasta baños y paredes, para no
mencionar la necesidad de aulas completas, y bueno, las cuestiones de
infraestructura llevan su tiempo, ¿no?
Uno
de los del quinto b se enciende de ironía y comenta al toque: “Qué
raro. Porque si se tienen en cuenta la cantidad de establecimientos
construidos por Eduardo Duhalde y los otros muchos miles de cintas de
inauguración que le hemos visto cortar a Cristina Kirchner en los
entretiempos del fútbol televisado, pues debería haber una escuela
nueva por alumno”.
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