Miente. Y descaradamente.
Porque desde diciembre nuestros salarios perdieron más de 54 puntos porcentuales. La caída salarial más grande de los últimos 40 años ¡Y en solo en ocho meses!
La ministra publica su número para ocultar el que desbarata toda la fabulación: desde que asumió su gobierno, la inflación superó el 134%.
El salario del cargo testigo de la docencia universitaria es de $301.015. La línea de indigencia es de $393.319. El salario que cobra la mayoría de los ayudantes al frente de comisiones en todas las universidades es de menos de la mitad. Ese es el sueldo que nos paga el gobierno de Milei-Pettovello: un salario de indigencia.
¿Pero por qué miente la ministra?
Porque estamos a dos semanas del reinicio de un plan de lucha de la docencia universitaria en todo el país, a partir del 12 agosto. En cada sindicato de base, sus asambleas votan por unanimidad paros con clases públicas, actos en plazas, movilizaciones, en la perspectiva de la paralización total de las universidades nacionales.
Desplegamos una inmensa lucha en el primer cuatrimestre. Protagonizamos con la comunidad una de las movilizaciones universitarias más grande de nuestra historia. Ahora volvemos a parar las universidades de todo el país y a movilizarnos una vez más por nuestros salarios, por las becas para nuestros estudiantes que son pobres y, sobre todo, por la defensa de una universidad al servicio de las mayorías populares que son las que la sostienen y no los gobiernos de turno que, además de ajustar y atacar a la educación pública, mienten.
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