«Esto significa que los
mayores niveles de contagio se produjeron en el primer semestre de 2021,
representando en total un 78% de los casos encuestados», dice el trabajo que
llevaron adelante Amalia Homar, Marta Martínez, Federico Tálamo y Alejandro
Bernasconi, denominado «Encuesta sobre condiciones de trabajo docente en el
marco del retorno a la presencialidad en las escuelas de Entre Ríos». El sondeo
abarcó a un total de 2.490 docentes.
De las 2.490 respuestas
obtenidas por los encuestadores, surge que un 36% de docentes viaja fuera de su
ciudad para desarrollar su trabajo; y sobre ese 36% (que comprende a 695
docentes que se trasladan), un 65% lo hace en vehículo particular, ya sea
propio o compartido; otro 20% lo hace “a dedo”, y apenas un 15% utiliza el
transporte público. Otro dato que surgió del sondeo es que el 13% de los
encuestados forma parte de alguno de
grupos de riesgo ante la pandemia de coronavirus. Respecto del tipo de
riesgo, destaca en primer y segundo lugar (con un 31% y 30% respectivamente) la
obesidad mórbida (índice de masa corporal superior a 40) y las enfermedades
respiratorias crónicas. En tercer lugar, aparece la diabetes (23%), siguiéndole
en orden porcentual las enfermedades cardíacas (13%), embarazos (8%) e
inmunodeficiencias (7%). Un 4% indicó ser grupo de riesgo en razón de su edad
(mayores de 60 años). Por último, con un 2% se ubican tanto pacientes oncohematológicos
y transplantados como quienes sufren insuficiencia renal crónica.
Respecto del trabajo en
el aula y la vinculación de docentes y estudiantes durante el año 2020 -marcado
por el contexto de la emergencia sanitaria-,
de un total de 2.188 respuestas el 56% señala que más de la mitad de sus
estudiantes se vincularon con la propuesta pedagógica no presencial; el 29%
sostiene que lo hizo menos de la mitad; y el 15% indica que la totalidad logró
dicho vínculo.
«Cuando desagregamos
estos resultados según nivel, observamos que la mayor diferencia se produce en
secundaria: allí solamente un 6% de docentes indica que la totalidad de sus
estudiantes lograron vincularse con la propuesta no presencial, mientras que en
inicial y primaria esta respuesta asciende al 21% y 22% respectivamente», dice
el informe del Instituto de Investigaciones Pedagógicas de Agmer.
En torno a lo que
sucedió en 2021, con el lento regreso a la presencialidad escolar y cómo se
recuperó 2020, la encuesta señala que un 93% de docentes indicó que su escuela
implementó la promoción acompañada para que sus estudiantes puedan completar
los contenidos del año anterior en los diferentes espacios curriculares,
mientras que el 7% expresó que se optó por hacerles reingresar al mismo año que
cursaron en 2020. «Estos valores son semejantes si se discriminan las
respuestas según nivel: 94% en primaria y 93% en secundaria, aclarándose que la
pregunta no aplicaba a docentes de inicial debido a que en dicho ámbito la
promoción es directa», apunta el informe.
Respecto de los grupos
de estudiantes que directamente no lograron vincularse con la propuesta
pedagógica no presencial en 2020, en su mayoría retornaron al establecimiento
en 2021, según lo indicado por los equipos de conducción. Ese retorno es
señalado por el 94% de los cargos de conducción, mientras que un 6% señala que
en
su mayoría no
retornaron a la escuela ante la ausencia de vínculo. «Es importante destacar
que estos datos presentados de manera global adquieren rasgos particulares
cuando los analizamos al interior de cada nivel. En el caso de la educación
primaria, el 87% de los equipos de conducción indicó que para aquellos grupos
de estudiantes que no habían logrado vincularse en 2020 se implementó la
promoción acompañada, posibilitando completar espacios curriculares de ese año
junto con el cursado de los correspondientes al actual -subraya. En el caso de
la educación secundaria, esta opción fue seleccionada por el 54%. Claramente,
observamos aquí que la promoción acompañada como política institucional tuvo un
protagonismo mucho mayor en las escuelas primarias».
Pero la virtualidad,
que fue fuerte en el ciclo lectivo 2020 y lo siguió teniendo en la etapa
«bimodal» de 2021, tropezó con algunos bemoles en las escuelas de Entre Ríos.
Al consultar a los docentes si la escuela cuenta con acceso a Internet, el 62%
respondió que sí, mientras que un 38% dijo que carece de ese servicio. Al diferenciar por ubicación del
establecimiento, la diferencia en la respuesta positiva respecto del acceso a
internet es un 10% mayor en las escuelas urbanas que en las escuelas rurales (64%
y 54%, respectivamente).
Al contestar sobre la
calidad de la conexión a Internet, las respuestas indican que es regular para
el 62%, buena para el 21% y mala para el 17%. «Cabe aclarar que al decir ´
buena´ nos referimos a una conexión que funciona
sin problemas, mientras que ´regular´ es aquella que funciona lento o con
cortes y ´mala´ cuando no funciona la mayor parte del tiempo», aclara el
relevamiento.
En cuanto a la
disponibilidad de equipamiento informático, un 60% (1.501 casos) de docentes
dice que no se cuenta con el mismo en las escuelas, mientras que el 40%
restante (989 casos) responde que sí. Sobre este último grupo, apenas 316 (32%
del subconjunto) expresan que el mismo es adecuado a las necesidades actuales,
en tanto que para los 673 restantes (68% del subconjunto) el equipamiento
informático no es adecuado.
Claramente, la
virtualidad no fue beneficioso para el trabajo docente. Cuando los
encuestadores les solicitaron que precisen el tiempo que les insumió su trabajo
durante el año 2020 y lo comparen con el tiempo que les demanda la nueva
organización del trabajo docente a partir de la bimodalidad y el retorno a la
presencialidad en 2021, la percepción del 69% indica que ese tiempo es mayor
que el requerido un año atrás, mientras que el 23% considera que fue igual y
sólo para un 8% ese tiempo fue menor.
«Los datos señalados en
los párrafos precedentes muestran las tensiones y los desafíos ante los que se
encuentra la docencia entrerriana y los establecimientos educativos en el
contexto de la enseñanza bimodal, para implementar las acciones y actividades
que se requieren para vincular con la propuesta pedagógica a los grupos que no
asisten presencialmente a las clases. De hecho, cuando se consulta sobre las
condiciones generales de salud, es significativo que un 65% de docentes que
responden que perciben algún tipo de malestar lo vinculen específicamente con
la acumulación de trabajo que se produce ante la necesidad de dar respuesta a
las actividades presenciales y no presenciales», resume Agmer.
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