Lo
cierto es que él prácticamente aprendió a leer con las historietas, de allí que
les tiene un particular cariño. Y no cualquier tipo de historias en cuadritos,
sino en especial las de superhéroes del universo Detective Comics. Claro que no
las leía en su idioma original, sino a través de las traducciones dudosas y rodeadas
de colores aguados de los sellos mexicanos que se distribuían en toda América
latina.
Algo
de aquel amor por las andanzas de Linterna Vede, Súperman, el Hombre Halcón,
Aquamán, el Detective Marciano, Batman, Atom, quedó para siempre. De modo que a
lo largo de su vida adulta, si bien intermitentemente, se encargó de seguir sus
vertiginosos pasos y saltos que últimamente se han reproducido hasta el
infinito a través de series y películas. Hace no mucho lagrimeó con la muerte
de Logan y un profesor Xavier que se deshace carcomido por el Alzheimer… Pero
la infección de versiones cinematográficas que ronda últimamente las pantallas
ya le resulta empalagosa, y terminó por hartarlo.
“Lo
que pasa es que estoy empachado de superhéroes”, le dice con cara de desagrado
al estudiante que le acaba de contar que ayer mismo fue a ver en primerísima
función el filme de la Liga de la
Justicia y amenaza con lanzarse a narrar entusiasmado el argumento.
El
muchacho -que conoce bien a su maestro- hace una calculada pausa, y de
inmediato insiste. Tratando de buscar el mejor ángulo para llegar al profesor
afirma que está seguro de que si le cuenta un diálogo nomás lo convence de las
virtudes de la película. “Tiene un toque de realismo social”, agrega enigmático,
y logra de inmediato que el docente pique y le permita seguir.
Entonces
relata que un joven Flash va en el automóvil con el avejentado Bruce Wayne; el
rey de la velocidad no para de hablar asombrado por el mundo de tecnologías de
última generación y colegas sobrehumanos que está conociendo de golpe. Y es en
ese momento que mira a su acompañante, que conduce con mano firme, y le
pregunta curioso cuál es su superpoder. Entones Batman vestido de civil le
responde: “Soy rico”.
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