(Por Elisabetta Piqué, desde
Roma. La Nación, Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, jueves 14 de diciembre de 2017)- Se vive una Navidad
"políticamente correcta" este año en Italia. Algunas escuelas, para
evitar "malestar en niños no católicos", decidieron no sólo que no se
armara el tradicional pesebre navideño -costumbre aquí más que arraigada, que
ha dado lugar a verdaderas obras de arte-, sino también, actos y cánticos
navideños.
Este tipo de directivas
suscitó varias rebeliones, con padres furiosos al enterarse de que sus hijos no
iban a aprender típicos cantos navideñas. Una primaria de Vallo della Lucania,
localidad de casi diezmil habitantes en provincia de Salerno, que decidió
abolir el pesebre, hasta causó la reacción del alcalde. "Impedir la
realización del pesebre artístico y no hacer los tradicionales actos de Navidad
significa cancelar nuestra identidad", advirtió Antonio Aloia, que se hizo
eco de la protesta de los padres.
"Le damos la
bienvenida a una escuela intercultural, pero atacar los emblemas de la Navidad
no garantiza el respeto de nada, no produce una escuela y una sociedad
acogedoras e inclusivas. Los símbolos de nuestra fe y de nuestra tradición,
como el del pesebre, no discriminan a nadie. Es inconcebible eliminarlos: así
no se respeta el credo religioso de la mayoría de las personas", protestó
Aloia, reclamando al instituto revertir una medida más que polémica, que fue
adoptada en muchas otras escuelas de la península.
"Privar a una
entera escuela primaria de la alegría de la Navidad es un fiel reflejo de un
país que se está yendo a pique", comentó un padre, resumiendo un sentir
generalizado.
El colmo de esta
tendencia a hacer tábula rasa del pasado, de la historia y de la catolicidad de
Italia -el país que hospeda en su territorio al Vaticano y al Papa- sucedió en
una escuela de Milán que fue más allá y directamente censuró la palabra "Navidad",
para no herir sensibilidades de quienes no la festejan. En un folleto que
trascendió ayer, que causó escándalo, la escuela invitó a padres, alumnos y
docentes a "la Gran Fiesta de las Felices Fiestas", un encuentro para
brindar e intercambiar buenos deseos, el próximo domingo.
La virtual censura de
la palabra "Navidad" volvió a inflamar los ánimos y hasta degeneró en
controversia política. "Después de los pesebres, transformar la fiesta de
Navidad en 'La Gran Fiesta de las Felices Fiestas' es una enésima absurdidad de
quien, esclavo de lo políticamente correcto, piensa que censurar nuestras
tradiciones y nuestra cultura pueda ser útil para la integración",
clamaron, en nombre de los padres -que, una vez más, salieron a protestar-, dos
consejeros comunales de Forza Italia, el partido de derecha del ex primer
ministro y magnate, Silvio Berlusconi. "No es escondiendo nombres,
símbolos y usos que vamos hacia la inclusión. Son decisiones sin sentido,
típicamente de izquierda, que hacen enojar a los padres, crean divisiones y
polémicas y arruinan el espíitu navideño", agregaron, pidiendo que se
incluyera la palabra "Navidad" en el afiche.
Massimo Gramellini,
editorialista del Corriere della Sera, comentó hoy, con amarga ironía, este
último e incomprensible caso. "Existe un modo infalible para no ofender la
sensibilidad de los demás y es dejar de tener una propia. Estamos llegando. En
un mundo deslavado de no lugares y no identidades la única solución posible es
la negación perpetua. No deseos de no Feliz Navidad a todos (y no)",
escribió en su pirulo de primera página, titulado "No Feliz Navidad".
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