domingo, 19 de agosto de 2012

¿Qué pasa, Brasil?


La mayor parte de los sucesos acerca de los que nos informan los noticieros televisivos  convencionales aparecen como imprevistos por el simple motivo de que nadie sigue con un análisis mínimamente serio los acontecimientos políticos y sociales y se limitan en su tratamiento e repulgar al infinito un sostenido sentido común.
Así, ahora se entera de que las huelgas de la administración pública nacional prácticamente paralizan el gobierno de Dilma Rousseff. Primero fueron los profesores de las altas casas de estudio federales, quienes llevan ya cuatro meses sin dar clases en todas las universidades. Luego vinieron las medidas de lucha del funcionariado público, entre ellos, los de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria que cumple un papel clave en el comercio exterior de medicamentos y alimentos. Llego luego el turno de la Policía Federal, e inmediatamente otras reparticiones se sumaron, como por ejemplo el órgano recaudador Ingresos Federales, el ministerio de Salud, el de Planificación, el de Justicia y Medio Ambiente…
Para la Confederación Nacional de Trabajadores públicos, el movimiento huelguista que se expandió a partir de junio abarca en total 28 reparticiones e involucra a más de 370 mil funcionarios. Pero para el periodista que presenta el informe hasta no hace mucho Brasil era el ejemplo a seguir precisamente por su baja conflictividad social y el consenso que, al parecer, hilvanaba a todas las clases sociales, de modo que lo que ahora se muestra y escucha choca contra sus afirmaciones de unas horas atrás, aunque el hombre de prensa no se digne siquiera a consignarlo.
Ayer nomás fue Chile, después Brasil y hasta Uruguay, vara uno a saber a quién le tocará ganar la rifa mañana…


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