El gobernador José Manuel de la Sota pidió hace unos días que
las provincias sigan el camino iniciado por su Córdoba y abandonen el Pacto
Fiscal de 1992, por el cual se entrega el 15 por ciento de la coparticipación
federal de impuestos al Estado nacional. Con ese motivo De la Sota le envió una
carta a los gobernadores para notificarlos de la sanción de la ley en su
provincia y para pedirles que busquen en conjunto “caminos de unión para
recuperar lo que es de las provincias”.
Por supuesto que sobran
las dudas acerca de cuál será la reacción de los gobernadores. Se descuenta que
los más cercanos al gobierno nacional evitarán entrar en la discusión, pero la
situación económica apremia a varias cajas provinciales y el Ejecutivo Nacional
ya dio sobradas pruebas de que no tiene intenciones de salvar a ninguna
administración, y mucho menos a las más críticas. Santa Cruz y Buenos Aires
sirvieron de ejemplo.
Con esa información en
la cabeza la profesora de Historia intenta, después de tartamudear un par de
veces y dejar flotando en el aire del aula el suspenso de un largo silencio,
armar la respuesta. Un minuto antes una estudiante le preguntó si las peleas actuales
entre las provincias y el gobierno nacional argentino no se parecen a las del
siglo diecinueve, si lo de decir que la Argentina es una república federal
integrada no será en el fondo una ficción interesada.
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