Pudo
haber sido el generalizado problema de la comprensión de textos, o los dramas
de infraestructura de muchísimas escuelas. Quizás la creciente violencia
escolar que es tan difícil encarar, o el menú flaco de los comedores escolares, o el doble turno que se adeuda a tantísimos establecimientos... Pero no. La idea de recurrir a sistemas
tecnológicos para monitorear las inasistencias de los maestros fue la primera y
encendida inciativa lanzada por la flamante directora general de Cultura y
Educación bonaerense. La recién asumida Nora De Lucía -quien tiene la bandera patria como fondo en la ilustración- argumentó que lo primero
es hacer “sintonía fina (¡ay!) con esto de optimizar los recursos”.
¿Podría
haber encabezado su agenda de gestión con otras preocupaciones? Claro que sí,
pero no. La seleccionada como acción segunda fue la entrevista con la
asociación que agrupa a los colegios privados, en primer lugar a los vinculados con la iglesia, porque están muy angustiados con los recortes de subsidios
anunciados…
Establecidas
las prioridades, cabe el mismo refrán que se puede hacer sobre todas las
reformas que el sistema educativo criollo viene sufriendo desde hace muchas
décadas, con poco resultado: dime cuál es tu agenda y te diré quién eres.
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