Combatir los monopolios
y democratizar la palabra fueron los argumentos para sancionar la nueva ley de
radiodifusión, lejos de esto se ha profundizado la concentración de medios por
parte de miembros y amigos del gobierno. La ley no ha modificado nada en apariencia
y el único cambio a la vista es la placa de inicio y fin del espacio
publicitario. Manteniendo el principio gatopardista “cambiar algo para que nada
cambie”.
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