viernes, 11 de noviembre de 2011

Gerardo Martínez, secretario general de la UOCRA, revistó como agente secreto del Batallón 601 de Inteligencia del Ejército durante la última dictadura militar (y ahora viaja a Europa junto a Hugo Yasky con la comitiva de la presidenta Cristina Kirchner)

Comunicado del Sindicato de los Trabajadores de la Construcción (Sitraic)

La confirmación es contundente, se terminaron las especulaciones, suposiciones y mentiras. Gerardo Martínez mintió cuando a través de la solicitada en la que negó haber formado parte del 601.
El informe del gobierno respalda la denuncia del SITRAIC y de los organismos de Derechos Humanos que pusieron sobre la mesa el juicio y castigo, no sólo para los militares genocidas, sino también para sus cómplices civiles.
La otra mentira que se desvanece es la de minimizar el rol de Martínez en el 601, algunos comunicadores decían que "había que ver que función cumplía...", "tal vez sólo era un administrativo" "era muy joven". Es la misma estrategia que han usado represores como Guglielminetti, colega de Martínez en el 601, que pretendió defenderse diciendo que era un "simple estafeta postal". Dicha estrategia en el caso de Martínez nació muerta puesto que el informe manifiesta que su "especialidad" era la de agente secreto.

Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio

Ya no se puede tapar el sol con una mano, esto no forma parte de ninguna interna sindical, esto es el resultado de la propia historia argentina donde muchos fuimos perseguidos, torturados, y muchos miles de compañeros fueron asesinados a través del terrorismo de Estado alzando las armas contra jóvenes argentinos que luchaban y militaban por un país libre, y por un pueblo feliz.
En ese contexto, los genocidas tuvieron cómplices civiles como Martínez, y como muchos más.
Es cierto, Martínez era joven, como lo era Astiz, pero decidió de qué lado quería estar y estuvo del lado de la dictadura más sangrienta que asesinó a miles de trabajadores y entre ellos por lo menos a ciento cinco de la industria de la construcción, por los que Martínez deberá responder.



El principio del fin

La confirmación del rol de "buchón" del líder de la UOCRA es sólo el principio de la investigación que deberá encarar la justicia y en la que el propio imputado deberá responder a muchas preguntas: ¿quiénes eran sus jefes directos? ¿Cuáles eran los informes que reportaba? ¿Su rol era sólo informar o participaba también de "operativos" con los grupos de tareas? ¿De qué crimenes fue autor? ¿De que crímenes fue cómplice? ¿Cuántos PCI (personal civil de inteligencia) del 601 llevó a la UOCRA aún en democracia? ¿Cuántos ex represores continúan, como Horacio Américo Barcos, en su estructura mafiosa?.

Es hora de que Gerardo Martínez responda estas y muchas otras preguntas, no sólo a la justicia, sino también a la sociedad.
Seguiremos exigiendo una investigación a fondo sobre Gerardo Martínez y sobre la estructura mafiosa que lidera, la misma que semana tras semana es protagonista de hechos de violencia a lo largo de todo el país con patotas que maneja a través de su mano derecha, Hugo Ferreyra. Las patotas de la UOCRA día a día y con sorprendente impunidad persiguen a delegados y trabajadores que piensan distinto. Esas fuerzas para-policiales integradas por ex convictos, barrabravas y ex represores, son el correlato en democracia de los mecanismos que Gerardo Martínez aprendió durante la dictadura militar.

Silencio cómplice

La UOCRA ha informado que Gerardo Martínez se encuentra en Ginebra, y que su actitud será la de mantener el silencio. Es el mismo silencio cómplice que mantiene hace treinta y cinco años sobre los crímenes en los que participó o de los que fue cómplice. Es irónico y contradictorio que un "buchón" como él elija el silencio, y más grave aún es que un hombre público que ostenta cargos en la OIT, en el G-20, y que es el supuesto representante de los trabajadores argentinos en el mundo, no explique públicamente los detalles de su rol como agente secreto, pero esta vez sin mentiras y de frente a la sociedad, haciéndose responsable de que cuando muchos jóvenes argentinos decidían ofrendar su vida por un ideal, él decidía ser parte de la dictadura genocida que utilizó todos los poderes del Estado para intentar acallar la voz de los treinta mil compañeros desaparecidos, y con ellos la de toda una generación.

LIBERTAD A CARLOS OLIVERA
¡CÁRCEL A GERARDO MARTÍNEZ YA!


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