Denunciamos esta
política que afecta no sólo a la docencia en los niveles inicial, primaria y
media ni a la Ciudad de Buenos Aires sino al conjunto de los trabajadores y trabajadoras
no esenciales de todo el país que se ven obligados a asistir a sus lugares de
trabajo cuando se han disparado los índices de contagio y de mortalidad.
La tesis de que los
lugares de trabajo y las escuelas no son fuentes de contagio es sesgada porque
no considera la circulación que se produce en los medios de transporte y por la
concurrencia al trabajo. Pero, sobre todo, es falsa, como lo demuestran las
centenares de denuncias de trabajadores y trabajadoras.
Reclamamos que se
suspendan no sólo las clases presenciales sino toda actividad económica no
esencial. Que se atienda a las urgentes y dramáticas necesidades de las
familias trabajadoras y desocupadas, y que todos los recursos del Estado estén
al servicio de garantizar un ingreso equivalente a la canasta familiar.
Ratificamos la
necesidad de la centralización del sistema de salud para que no colapse.
Liberación de las patentes y la producción pública de vacunas. Suspensión de la
exportación del principio activo para poder envasar y garantizar vacunas al
país y a la región. Por un plan de vacunación e inmunización urgente. Que se
declare la utilidad pública de mAbxience y los laboratorios en condiciones de
envasar y producir, bajo control de trabajadores, la vacuna de Astrazéneca.
En ese sentido,
reiteramos la convocatoria a firmar el pronunciamiento resuelto en la asamblea
pasada para que se intervenga el laboratorio mAbxience de Sigman y por la
liberación de las patentes.
Toda nuestra
solidaridad y apoyo a las y los docentes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
que están en plan de lucha en defensa de la salud de la comunidad educativa y
del conjunto de la población.
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