(Por
Pedro Echeverría V.)- Los maestros o profesores de primaria o de nivel
elemental han sido en nuestro país y en todo el mundo, el sector de
trabajadores más ligado a toda la población. En México, junto al sacerdote, en
las comunidades agrarias los maestros –además de sus obligadas clases a los
niños- fueron los organizadores de deportes, juegos, fiestas, asesores de
gobierno, oradores en ceremonias, escritores de cartas y consejeros de la
población. Es decir, los maestros hasta los años setenta, cumplieron con todos
esos papeles y siempre contaron con el apoyo y la admiración de las
comunidades. Pero a partir de que llegaron las carreteras, se multiplicaron los
transportes, las ciudades crecieron y ofrecieron otros estilos de vida, aquella
relación tan estrecha entre la población y los maestros comenzó a desaparecer.
Las ciudades se transformaron en el centro de vida de los maestros tragándose a
las poblaciones rurales. Esto demuestra que los profesores no son tontos,
cobardes o indignos.
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