Alguna vez Mick Jagger cantó: “Pero ¿qué puede hacer un chico pobre más que cantar en una banda de rock? Si en la adormecida ciudad de Londres no hay lugar para el hombre que pelea en la calle…”. La letra melancólica hacía alusión a los levantamientos juveniles que en aquel momento, hacia fines de los sesenta, se sucedían como reguero de pólvora en Francia, Checoslovaquia, Italia, México, la Argentina y los Estados Unidos, en fin, al parecer el planeta entero con la excepción de la tierra de William Shakespeare. Cosa curiosa, ese “Street Fighting Man” en muchos casos acompañó como telón de fondo las coberturas periodísticas y las películas y series que han dado cuenta de esos levantamientos que los Rolling Stones añoraban con su célebre y famosa canción.
Lo que está claro es que Keith Richards y Jagger no pueden componer ni tocar la canción que acompañe en la actualidad a los cientos de miles muchachos londinenses pobres que enfrentan a decenas de miles de policías y le quitan el sueño a Inglaterra. Los años, el dinero y una buena cantidad de estupideces los vuelven hoy por hoy poco creíbles. Los Clash y los Sex Pistols ya no existen, Joe Strummer murió y los Selecter ya dieron lo mejor que tenían para dar… ¿Quién, entonces?
Porque la verdad es que se trata de una labor bien sencilla bien sencilla: los versos y la melodía están allí, flotan en el aire.
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