Es una mala señal para la democracia que diputados, que representan uno de los poderes de nuestro país, asistan a este encuentro con genocidas juzgados. No olvidamos que Alfredo Astiz se infiltró dentro de las Madres de Plaza de Mayo haciéndose pasar por el familiar de un detenido y entregó al grupo de tareas a nuestras Madres de Plaza de Mayo, Esther Careaga, Mary Ponce de Bianco y a Azucena Villaflor, así como también a las monjas francesas Alice Domon y Léonie Duquet.
Desde la CTA (Central de los Trabajadores Argentinos) manifestamos nuestra defensa y compromiso con la lucha de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, así como la de los organismos de derechos humanos en la búsqueda de los bebés apropiados por el terrorismo de Estado en la Argentina. Madres y Abuelas son un símbolo de la democracia, un ejemplo de coraje cívico frente a una dictadura genocida.
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