En
el fondo disfruta esos largos ochenta minutos libres que atraviesa los lunes
desde las nueve. Por el azar de las combinaciones horarias a las que conduce la
docencia, en todo ese transcurso no se topa con nadie, queda allí solito con su
alma. Lee, escribe, vaga por la internet, corrige, piensa.
Pero
hoy la necesidad es otra y la lectura avanza entonces por cuestiones ajenas al
disfrute, la curiosidad o la rutinaria preparación de los contenidos de una clase. Así
lee que la relación “evoluciona de acuerdo con una temporalidad intrincada y se
inscribe en el entrecruzamiento de múltiples historias". La pareja estaría, pues, atravesada por una pluralidad de corrientes de cargas pulsionales antagónicas y
animada por variados conflictos, internos y externos, en permanente tensión
entre sí.
“La
realidad conyugal contemporánea” vendría a ser la fórmula que un poco resume el
conjunto...
Se
tira hacia atrás en la silla, bufa y sigue. No se trata solo de que su mujer lo
empuje; a él le parece bien, algo hay que hacer para que sacar las cosas a
flote. Y por eso ahora lee, resume, repasa. Si alguien le preguntara no sabría acercar
un por qué, pero lo cierto es que se prepara para la primera reunión con el
terapeuta como sus alumnos para ese examen final en el que se juegan el año.
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