Y finalmente llegaban con
ademán de importancia no menor a la salutación de una fiesta patria
o las reverencias de fin de año. Toda una costumbre argentina que
definía el futuro del propietario que asomaba en el encabezado; no
un porvenir abstracto y lejano sino bien concreto e inmediato. Como
cuando un chico le pedía a sus papás que le compraran un juguete o
algo que supusiera un gasto importante para la economía familiar, y
la respuesta parca pero amistosa, casi un desafío, rezaba a la hora
de la cena: “Vamos a ver cuando venga el boletín...”.
En cartón amarillo, rosa viejo o
azul apagado (la escuela no suele permitirse estridencias), en un rectángulo de trece o quince por veinte, plegado,
llegaban los boletines con las calificaciones, el resumen de lo
actuado en clase durante un período que fue variando con los cambios
pedagógicos; alternativamente reseñó uno o dos, o cuatro o tres
meses, sin que las variaciones se entendieran mucho o importaran en
el fondo.
Siempre con la misma
prolijidad democrática que, a simple vista, no permitía distinguir
a aristócratas de plebeyos, o sea a quienes sobresalían de aquellos
que estaban en el horno. Salvo cuando asomaba la costumbre malsana de
alguna secretaría que porfiaba en resaltar los aplazos con rojo.
Las faltas mucho no
contaban, porque se iban contabilizando en una entrega diferenciada;
tampoco la disciplina, porque las amonestaciones se informaban
mediante el famoso “parte” que zumababa rumbo a la notificación
y firma de los progenitores en el momento de acecido el descalabro, y
cuando ya no hubo amonestaciones era segura la convocatoria de los
adultos cuando las metidas de pata se multiplicaban o dejaban una
huella demasiado grande.
En este 2015 y según el
calendario, entre el 6 y el 16 de junio los padres deben recibir los
resultados del primer tramo del año escolar, aunque es habitual una
demora de una o dos semanas. Y empezaron a llegar, a las escuelas de
La Plata y otras zonas del Gran Buenos Aires pero como todavía no
están listos los boletines oficiales golpearon la puerta de las
casas en la forma de una hoja A4 cualunque donde se detallan los
resultados académicos de los estudiantes. ¡Como si fuera lo
mismo...!
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