A ver, los papás que
van a patrullar la noche pónganse en este costado, dice la empleada y a ella le
da un escalofrío. Fue hasta allí porque se equivocó de dirección a la hora de
certificar una falta por enfermedad y se encontró con la buena nueva.
Mañana arranca el
primer operativo, escuchó después. Unos dieciséis padres ya se registraron para
auditar la movida nocturna de los jóvenes durante los fines de semana y
participar de las inspecciones a los boliches bailables y de los controles de alcoholemia
que se harán junto a los inspectores de Control Urbano y otros funcionarios
comunales, dice el escrito que está pegado a un costado de la ventanilla y lee
curiosa.
La iniciativa que se anunció a principios de la semana tuvo una gran
repercusión entre los padres y en las últimas horas se multiplicaron las
consultas tendientes a determinar cómo pueden sumarse a los patrullajes, que
tienen como finalidad minimizar los riesgos que corren los adolescentes durante
el esparcimiento nocturno de los viernes y sábados. El resultado: 12 padres se
anotaron ayer a través del correo electrónico que habilitó la Municipalidad,
otros 4 que pertenecen a comunidades educativas se sumaron al programa a través
del consejo escolar.
Con autorización o no,
se dice, en quince minutos estoy en la cama. Y quince minutos después, ya casi sin pensamientos en la cabeza, se
disuelve bajo las colchas.
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