En dicha mesa, Ademys rechazó la propuesta del 23%. En realidad este porcentaje de aumento al salario de octubre representaría aproximadamente un 10% y no un 23%. Con este ofrecimiento de aumento sobre lo que se cobró en enero (salario que sirve de testigo para todos los aumentos) la docencia continúa con salarios de pobreza. Según el IPCBA una familia tipo necesitó en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires $350.000 para no ser pobre. Canasta que además, no contempla el gasto mensual del alquiler. Un docente que recién se inicia va a cobrar por el mes de noviembre, $ 291.710 es decir $60.000 por debajo de la línea de pobreza y $202.543,65 de la canasta familiar, medida por los compañerxs de ATE-INDEC que actualizada al 30 de septiembre se encontraba en $ 494506.
Necesitamos una recomposición que además contemple la pérdida salarial que arrastra nuestro sueldo en un contexto tremendamente inflacionario y con corridas por el dólar que lo único que hacen es pulverizar el salario en una devaluación de hecho.
Ante la propuesta de nuestro sindicato que el doble presentismo es extorsivo el gobierno justificó que es un bono que premia la asistencia. Reiteramos el rechazo del ítem adicional salarial (presentismo) y su doble composición actual como parte del salario, como un ataque permanente hacia la docencia.
Necesitamos un salario que pueda cubrir todas las necesidades básicas, no solo alimenticias, sino además de vivienda, indumentaria, y entretenimiento.
Sigamos impulsando la organización desde cada escuela y el debate sobre nuestras condiciones laborales y salariales, en toda la docencia. Para enfrentar a los gobiernos que ajustan a la docente y la educación y a la oposición patronal, necesitamos de una docencia que se organice y luche por los derechos de la educación pública y sus familias.
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