El pasado 14 de febrero Ademys (Asociación
de los Docentes de Enseñanza Media y Superior) participó de la reunión
convocada por el Cesge, Consejo de Rectores de los Institutos de Formación
Docente.
Ademys ratifica su compromiso para
acompañar todas las medidas que el Cesge proponga en rechazo a la disolución de
los Institutos de Formación Docente. Señalamos que el rechazo a la creación de
la Unicaba es total por la comunidad educativa de los profesorados y que el
gobierno hace oídos sordos a los reclamos de autoridades, docentes y
estudiantes. Llamamos a convocar a medidas en conjunto tal como lo hicimos
durante el fin de ciclo pasado.
Esta disolución se trata de un ataque
directo a la educación pública y es parte de una reforma autoritaria y
privatista que busca la intervención sobre la autonomía de los institutos
actuales, el avance sobre la libertad de cátedra, el cierre de cursos y la
eliminación de cargos docentes. Pero además, el control ideológico y la
reorientación de los contenidos en sintonía con la reforma curricular en la
Escuela Media. Detrás de la “reorganización” de la formación docente se asoma
un nuevo avance privatista, que marcha en paralelo a las reformas laboral y
educativa siguiendo los lineamientos del Banco Mundial y la Organización para
la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en educación. La
reforma en terciarios es parte de una reforma más amplia, ligada a las reformas
laboral, previsional y fiscal y en el plano educativo al llamado “Plan
Maestro”. Busca achicar la formación pública y aumentar proporcionalmente el
negocio de los particulares, avanzando en términos políticos sobre la autonomía
de un sector que suele ser crítico y con instituciones que poseen cogobierno.
El modelo de reemplazo es verticalista,
con plenos poderes para el ejecutivo. El gobierno busca también consolidar un
perfil de docente acorde a la reforma: un docente “facilitador” o “aplicador”,
el que aplique los contenidos de la llamada “Secundaria del Futuro”, una
escuela degradada académicamente, con un tercio de su cursada no presencial, y
promotora de la flexibilidad laboral mediante las pasantías. Abre aún más la
puerta al incremento de la incidencia del sector privado en educación mediante
las ONGs, fundaciones y empresas proveedoras de insumos informáticos para las “plataformas
virtuales”. La Unicaba sería una universidad sin libertad de cátedra, sin autonomía
real, sin garantía mínima de nivel académico. Una universidad que va a formar a
los docentes en y para la precarización laboral.
Desde la docencia y el estudiantado no
cabe más que el absoluto y rotundo rechazo a este intento mercantilista. Una
reforma contraria a la escuela pública no admite negociación posible. Su
carácter inconsulto es reflejo de su contenido regresivo: no es una cuestión,
solamente, de método. La forma y contenido de la Unicaba, en este caso, son
solidarios. Rechazamos el proyecto presentado por el gobierno y exigimos su
retiro inmediato de la Legislatura.
Los trabajadores y trabajadoras de la educación junto con las y los estudiantes podemos frenarla ¡No a la Unicaba! ¡Defendamos nuestros profesorados!
Los trabajadores y trabajadoras de la educación junto con las y los estudiantes podemos frenarla ¡No a la Unicaba! ¡Defendamos nuestros profesorados!
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