La
primera vez que escuchó hablar de obras de refacción “mellizas”
y “trillizas” creyó que las metáforas se referían a la
práctica que designa el hobby oficial que consiste en inaugurar una
y otra vez lo mismo, con los funcionarios siempre vestidos de manera
diferente de modo que las cámaras de televisión que graban y
transmiten cada acto pretendan que se trata de logros
diferentes. Pero no, en este caso es peor.
Como
ocurre en toda la Argentina, en la provincia de Neuquén la
Asociación de los Trabajadores de la Educación acaba de entregar a
las autoridades un relevamiento sobre las principales demandas
edilicias en las diversas localidades, requieren la reparación de
diversas viviendas institucionales, la construcción de salas de tres
y cuatro años y el cumplimiento del transporte escolar para
estudiantes y personal. Entre varios otros puntos reclaman además
que se anule el sistema de municipalización del mantenimiento
escolar ya que consideran que no ha funcionado.
Pero
antes que el pliego de urgencias, los sindicalistas se han visto
obligados a denunciar ante la Legislatura provincial, que hay una
serie de obras que oportunamente fueron incluidas en los presupuestos
oficiales de 2012, de 2013, en fondos de Nación y en los bonos
Ticafo, pero que nunca se iniciaron ¿Por qué? Pues porque Jorge
Sapag firmó el decreto por casi tres decenas de millones de pesos
para ‘redireccionar’ dichos fondos vaya uno a saber hacia dónde:
la solicitud para que se explique el destino del monto no obtuvo
respuesta, indicaron desde el sindicato docente en un comunicado de
prensa.
O
sea que el señor gobernador parece tener derecho exclusivo para
cantar algo asi como pelito pa´ la vieja.
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