(ANF, en español. Estados Unidos, sábado 19 de enero de 2019)- Los
más de 30.000 profesores californianos que se han declarado en huelga, apoyados
por numerosos estudiantes y sus padres, exigen un aumento del presupuesto
estatal para las escuelas públicas; la reducción del número de alumnos por
aula, que actualmente se sitúa en una media de entre 32 y 40 alumnos.
También exigen que se
supriman los exámenes estandarizados para estudiantes y profesores y que se
rescate el sistema de educación pública, inmerso en un creciente proceso de
privatización a través del modelo escuelas concertadas, desfinanciación estatal
pero gestión privada.
La huelga afecta a
600.000 estudiantes de la gran ciudad, de los cuales el 72% son de origen
latino. En esas escuelas se estima que los alumnos hablan 90 idiomas
diferentes, una cifra que indica claramente que la escuela pública es utilizada
por una población económicamente desfavorecida y en su mayoría descendiente de
migrantes.
La huelga de maestros,
convocada y dirigida por el sindicato UTLA (Union Teachers of Los Angeles), es
la primera de esta magnitud en 30 años, y ha sido precedida por acciones
similares en otros estados del sur y centro-oeste de Estados Unidos, donde
gobierna el Partido Republicano: Virginia Occidental, Oklahoma, Arizona,
Kentucky y Carolina del Norte.
Las protestas en esos
estados, a lo largo de 2018, terminaron con el logro de notables mejoras
laborales y educativas, y movieron sus sistemas políticos locales. Sin embargo,
el color político de los gobiernos estatales y locales responsables de la
educación pública en los Estados Unidos no parece afectar el tono de las
afirmaciones de los maestros en California, un estado dirigido por el Partido
Demócrata (incluyendo su capital, Los Ángeles).
Cabe señalar que, según
cifras recientes, 29 estados de los Estados Unidos asignan hoy menos recursos a
la educación pública que hace 10 años. Al mismo tiempo que se expande el
sistema de privatización a través de escuelas concertadas, que consiste en una
generosa financiación por parte de conocidos multimillonarios, a cambio de lo
cual se les da la dirección y administración de estas escuelas en un asunto
privado, a través de fundaciones.
Un programa de
privatización encubierta que en el caso de Los Ángeles afecta a una quinta
parte de los estudiantes del sistema de educación pública.
La huelga, que ha
tenido un gran impacto en la opinión pública estadounidense, también cuenta con
el apoyo de la Federación Americana de Maestros, el mayor sindicato del país, y
con el apoyo del sindicato de enfermeras, en lo que parece ser un síntoma del
renacimiento del movimiento sindical norteamericano, que fue duramente golpeado
durante la época del Presidente Ronald Regan en los años ochenta.
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