(Por Vanesa López. Clarín, Ciudad Autónoma
de Buenos Aires, viernes 24 de agosto de 2018)- En un día atípico en el
microcentro porteño, los debates sobre Maquiavelo y Gramsci se mezclaron con el
apuro de oficinistas, la curiosidad de vecinos, y el oportunismo de vendedores
ambulantes ante potenciales compradores. Es que este viernes, durante la tercera
semana de paro de las universidades públicas y colegios preuniversitarios, las
clases se mudaron a la Plaza de Mayo.
Además de las clases públicas, radio
abierta, y actividades "para visibilizar el conflicto", el cronograma
incluye una reunión entre secretarios generales de la Conadu Histórica, de 23
universidades de diferentes provincias. Allí se discutirá la continuidad (o no)
de la medida de fuerza.
"Obviamente ya está cantado que va
a continuar la huelga. Todavía no está votado, pero damos por sentado que va a
continuar", dijo esta mañana a Clarín Ileana Celotto, Secretaria General
de la AGD UBA.
Eso significa que la próxima semana,
hasta el sábado, no habría clases en las universidades públicas de todo el
país, ni en las escuelas preuniversitarias. Según Celotto, la última semana el
paro tuvo un 75% o 80% de adhesión en UBA y en el interior el acatamiento fue
mayor al 80%.
En la última reunión paritaria, del 13
de agosto, el gobierno les hizo una propuesta de aumento del 10,8%. La
consideran "una provocación". Dicen que está muy por debajo de la
inflación actual y reclaman un aumento del 30%. Por eso, los gremios convocaron
a una nueva reunión para el próximo lunes a las 14 frente al Ministerio de
Educación.
Sentados en el piso, con suerte sobre
alguna silla de plástico, los alumnos toman apuntes, levantan la mano,
preguntan y debaten. El número de cada "aula" se indica en hojas
escritas con fibrones. Al frente, los docentes gritan para poder competir con
el ruido de las bocinas. Escriben sobre unos atriles donde cuelgan carteles.
En esas condiciones, este viernes se
dictaron unas 100 clases públicas de distintas carreras de la UBA, con fuerte
presencia de Sociales, Psicología, y Filosofía y Letras, pero también otras
menos politizadas como Medicina, Arquitectura, Exactas y Económicas. En total,
serán 10 horas de actividades.
"El gobierno nacional está sordo al
reclamo de la Universidad, entonces nosotros dijimos: 'vamos a llevar la
Universidad a la puerta de la Casa de Gobierno'. Trajimos todo lo que hacemos:
nuestro trabajo, con nuestros alumnos", indicó Celotto.
"Ciertos sectores del sentido común
son puro inverosímil", se escucha decir a José Luis Fernández, docente de
Semiótica I de la Facultad de Ciencias Sociales. Mientras, un alumno acaricia
un perro callejero, un hombre interrumpe para pedir monedas, y un vendedor
grita "pañuelos, pañuelos" con un muestrario de telas verdes.
Pablo Fucci es docente de Economía del
CBC. Está a punto de empezar su clase titulada "Coincidencias y
diferencias entre Adam Smith y David Ricardo", y entrega a Clarín unos
apuntes que hablan de liberalismo y neoliberalismo. "Es una clase pública
abierta en defensa de la educación pública, que está siendo atacada por la
parte presupuestaria", señala quien se adhirió a este paro que lleva tres
semanas.
A pocos metros, otro grupo escucha a
Joaquín Farina, profesor de Macroeconomía y Política Económica. "Siempre
apoyo las medidas que tomamos los docentes en la asamblea, pero esta vez más
que nunca. Ayer no había papel ni toner para imprimir las listas en la facultad
de Ciencias Económicas", sostiene.
Estas tres semanas, Farina decidió no ir
a la facultad. "Los alumnos vienen leyendo y preguntando por medios
remotos. Armé grupos de Facebook y nos comunicamos así. La materia se está
dando de forma autoadministrada", comenta. Ante la consulta de cómo piensa
recuperar los días de clase perdidos, responde que "eso será un problema
del Gobierno".
Muchos
alumnos se acercaron para mostrar su apoyo. "Es importante venir porque es
una buena medida. Hay que visibilizar que necesitan un salario acorde a la
inflación", cuenta Melisa Carlini, de 19 años. Estudia Química en la UBA
y, en las últimas dos semanas, la mayoría de los profesores hizo paro activo.
Aunque otros sí están dando clases: "Hay laboratorios que no se pueden
venir a dar acá", dice señalando la plaza.
"Psico en lucha" es el mensaje
que armaron, con letras, los alumnos que posan para la foto. Entre ellos está
Paula Gulman, de 23 años, a quien le faltan ocho materias para recibirse de
Psicóloga. "Nos parece importante sumarnos al reclamo. Hicimos paro activo,
hicimos clases públicas y hoy estamos acá", comenta y asegura: "los
alumnos apoyan el reclamo, la idea es que se sumen".
Mientras tanto, preparan una
movilización nacional para el jueves 30, que se espera sea masiva, con llegada
de micros de todo el país. La Plaza de Mayo será, una vez más, testigo del
grito de docentes y alumnos "en defensa de la educación pública".
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